He
visto contratos por días, salarios de miseria, despido de trabajadores
con todos sus derechos, para contratar a otros en precario, con la complacencia
de este gobierno que premia a los empresarios más cutres con exenciones fiscales.
He
visto como se desprecia el talento de una generación de jóvenes
muy preparados, a los que no les queda otra que una emigración forzosa. Somos el segundo país de Europa en riesgo de exclusión social en niños y jóvenes. Estos últimos con una tasa de desempleo que supera el 50%
Hoy mismo se ha presentado el informe de FOESSA (Fomento de Estudios Sociales y Sociología Aplicada) elaborado por encargo de la organización católica Cáritas). Leedlo. Es demoledor.
Europa
está caduca, chochea tratando de salvar un capitalismo rancio que ya no nos
sirve.
Si
abrimos el abanico hacia el resto del mundo no es más esperanzador.
Lo
crímenes de inocentes que genera el fanatismo religioso y nacionalista, el
conflicto Árabe–Israelí enquistado, la violencia contra las mujeres, la
prostitución infantil, la violencia endémica e irracional de América Latina... El
abandono de África…
Estamos además cargándonos el ecosistema.
Nuestro Planeta ya no puede más. Tenemos un planeta finito para abastecer nuestro estúpido consumismo infinito. Es de locos, porque no tenemos otro de recambio.
Estamos además cargándonos el ecosistema.
Nuestro Planeta ya no puede más. Tenemos un planeta finito para abastecer nuestro estúpido consumismo infinito. Es de locos, porque no tenemos otro de recambio.
Está
claro que necesitamos un cambio.
Bienvenido
2015
No
soy optimista, pero sí positiva, soñadora y todavía me queda algo de esperanza.
Ya somos muchas las personas que nos planteamos otra forma de vida donde prime la
colaboración, la participación, el intercambio y la solidaridad, que no la
caridad.
Las
redes sociales hierven de propuestas regeneradoras y creativas.
Surgen
nuevas maneras de hacer política, y no deberíamos quedarnos al
margen, porque ha quedado claro que un sistema basado sólo en valores
económicos y mercantiles causa mucho dolor, nos lleva a la aniquilación y sólo
beneficia a unos pocos.
Así
que he sacado a mi diva del cajón de la cocina con un brindis y un deseo: que 2015 sea el año de ese cambio que necesitamos.
Tal vez no consigamos todo lo que soñamos, pero
intentarlo es más esperanzador y revolucionario que rendirnos o
resignarnos. Y mucho más divertido.
¡Feliz
2015, amigos!