¿Nos han robado un año de nuestra vida?

Oigo mucho eso de “nos han robado un año de nuestra vida” y perpleja me pregunto ¿seré la rara de nuevo?  Porque a mí nadie me ha restado un año de mi vida, de momento. Bueno, con el retoque en Photoshop y el efecto del espejo me suelo quitar alguno…

… aunque también mi nuevo corte de pelo me rejuvenece como esos filtros glamurosos de algunas aplicaciones de moda…

Hablando en serio, no puedo afirmar haber perdido un año de mi vida, ya que no he estado congelada ni quieta en mi casa como una estatua ni encerrada en una celda de castigo sin acceso a internet, a libros, a películas, a documentales, a información, por ejemplo, ni siquiera en PAUSA.

Durante este largo y extraño periodo he seguido viviendo, con dolor muchas veces, con preocupación, con carencias, pero también he sido feliz. Nuestros nietos han seguido creciendo, nosotros envejeciendo y nuestros seres queridos intentando consolidar sus particulares historias vitales. 

Me he adaptado, que no resignado, a las circunstancias y, en vez de pasarme el día lamentándome, he reflexionado muchísimo y he aprendido.

Cuando por fin dominemos al virus (y tengo la corazonada que será en otoño) y retomemos “la normalidad”, sé que mi normalidad será muy distinta a la que tengo o la que tenía hace un año, y estoy preparada para asumir nuevos retos y empezar una nueva etapa de mi vida. 

Y me siento contenta y sobre todo esperanzada por las decisiones que voy tomando, porque como nos contó Cortázar con esa lucidez poética que tenía “La esperanza es la vida misma defendiéndose”

O quizá sólo me ocurre lo que decía Voltaire “'Yo, como don Quijote, me invento pasiones para ejercitarme'