“La vida es elegir, puedes elegir ser una víctima o cualquier otra cosa que te propongas…” (El Guerrero Pacífico)

Elijo reír y no los ojitos morados de tanto sufrir
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Soy una guerrera pacífica que elijo asumir la vida con una dosis de riesgo e incertidumbre, como un juego. Y lo hago con mucho humor. 


 Desdramatizar es una de mis habilidades más preciadas.Y siempre tengo a mano una versión cómica de mis peores momentos que sustituye en mis recuerdos a la versión original.

Asumo los errores como parte del juego de la vida, y los aciertos como fruto de la casualidad y el azar.
Caminar descalza

Soy ritual,  maniática, y mi cotidianidad está llena de pequeños momentos placenteros que me hacen feliz

Liberarme de la opresión del sujetador, del maquillaje, de los horarios, de los convencionalismos...
Decía Marco Aurelio, el filósofo que gobernó el Imperio Romano, que "nuestras vidas es lo que nuestros pensamientos hacen de ella"

No es fácil tener pensamientos maravillosos y positivos siempre, pero deberíamos al menos evitar los que nos hacen sufrir. 
 
Mimar, conversar,  acariciar y reirme con mi loca  gata bipolar


Somos reponsables de nuestro sufrimiento

Porque el dolor no se puede evitar, pero el sufrimiento depende de cómo gestionemos lo que nos ocurre. Y de si somos tan temerarios para dejar el mando en manos de nuestras emociones alteradas y descontroladas.
Mis antiguas piernas ágiles y bonitas  a veces se me aparecen en sueños

Pese a lo que digan los  manuales de autoayuda, no funciona pornerse delante del  espejo y decirnos los maravillosas que somos y lo bien que nos va a ir todo.

Lo que sí funciona es hacer una revolución de nuestra manera de pensar, empezando por vivir al día, sin miedos a un futuro al que ni siquiera sabemos si llegaremos. Dejar el pasado en paz y no tomarnos demasiado en serio.

Dar vueltas con unos porteadores es otra cosa, practicas el equilibrio sin cansarte

Tampoco sirve darle vueltas a lo que nos pasa ni por qué nos pasa...

Resumiendo, que me está quedando largo,  disfrutemos del "viaje" todo lo que podamos, pues ya sabemos con certeza cómo será el  final de trayecto.

Así se habla, nena. ¡Que nos quiten lo bailao!, o lo nadado, en mi caso.