¿Por qué vivir a ras de suelo cuando sientes el impulso de volar? Propósitos para 2017


 Voy a darle una patada en el culo a 2016 y luego me iré a donde el corazón me lleve.
  En 2017 sólo veré el lado luminoso de la vida.

Y haré dieta en serio a ver si reduzco el michelín saturniano que se aferra a mi cintura con una determinación que para mí quisiera. 
Ya, Tesa, a otro perro con ese hueso, que empiezas con la lechuguita y enseguida te pasas a los embutidos ibéricos y al queso de cabra, que nos conocemos. 
 Este año nuevo voy a improvisar,  a simplificar mi vida y a darle prioridad a los sentimientos que es lo que de verdad importa, además de los libros, el buen cine, la música, el Arte y mis vagabundeos con la cámara.
 Chin, chin

Que  2017 sea un año más justo para todos y especial y emocionante para cada uno de vosotros

Y que Los Reyes Magos o traigan alguna cosilla que os haga ilusión

¿Dónde van las sonrisas cuando se apaga la Navidad?


En España no hay niños sin juguetes o sin una sonrisa en estas Fiestas, hay muchas iniciativas solidarias que se encargan de que así sea, pero me pregunto qué ocurre con esos niños cuando se apagan las luces de Navidad y ya no hay fotos ni héroes ni magia…

El número de niños en situación de pobreza severa en España es de 1.388.474 niños, según denuncia Save the Children.
Sed felices y mimaos. Nos encontramos de nuevo en 2017

El espumillón me aprieta la Neurona. El soldadito de plomo



Harto de que niños y coleccionista pasen a su lado ignorándolo, el soldadito legionario, cual Houdini, se libera de su caja de exhibición retractilado incluido, que mira que es complicado, y usando tácticas guerrilleras se arrastra hasta la sección de juguetes musicales.

Toma como rehén un radio-casete de color rojo sangre española y huye de la Juguetería.

El soldadito se adentra temerario en la marabunta de la calle comercial. Por fin encuentra un hueco, donde desfila sin descanso al ritmo de “Soy un novio de la Muerte”


Conmovida por su pequeño tamaño  y su temeraria gesta,  dejo que una lágrima resbale entre los pliegues de mi bufanda mientras pongo una moneda a los pies del viejo soldadito de plomo.

Ay, no lo puedo remediar, la Navidad me acecha y el espumillón me aprieta la Neurona.

Mi nieta insiste en bailar con el soldadito en cuanto suene “Dale a tu cuerpo alegría Macarena” que es más animado-dice. 
-¡Ángel mío!