El Síndrome del príncipe destronado

Los niños tienen una manera trágica de enfrentarse a cualquier situación que los incomode, que los desconcierte…

Y qué hay más desconcertante para un niño todavía pequeño que llegue un nuevo bebé a casa que se convierte en el centro de atención y requiere tantos cuidados que sus papás son abducidos por el intruso, mientras que él se hace invisible.


Decir que son celos es demasiado simplista.

¿Cómo gestiona un niño que los mayores insistamos en que de repente, sólo por tener un hermanito bebé, se ha hecho mayor?
El “príncipe destronado” merece que le dediquemos un tiempo especial sólo para él, donde sienta que nadie ni nada podrá arrebatarle la dosis de amor y dedicación incondicional que cualquier niño merece.

En estos días de ausencia bloguera ha habido algunos cambios en mi reino más cercano, que ahora está habitado por dos princesas, felizmente con trono propio cada una. 
Y hablando de tronos, otras realezas sí deberían pensar en dejar el suyo, para regocijo de coleccionistas de antiguallas.