SpanishRevolution


 Plaza del Sol de Madrid

Tuve un sueño: que esta España provinciana y llena de complejos se sacudía por fin la indiferencia, la caspa y la apatía y tomaba las riendas con la fuerza, la preparación y el entusiasmo de los más jóvenes.

Cuando desperté: la derecha más rancia y corrupta de Europa se pavoneaba de haberse pasado nuestra spanishrevolution por la ranura de las urnas.


Partidos cuya única bandera es la xenofobia han conseguido concejales por primera vez en ayuntamientos donde la mayoría de los votantes son trabajadores, desocupados y pensionistas con problemas para llegar al fin de mes. Estoy triste y un poco desanimada.

Pero como dice Almudena Grandes: "Elijo la esperanza, porque la virtud del revolucionario es la paciencia" 



 

El enigma del cinco, la isla de Manhattan y la fecha de caducidad



-Tiene que ser un mensaje, ¿si no cómo te explicas que sueñe algo tan raro?

-¿Un mensaje del número cinco? Dice mi pareja en tono burlón.

-No sé de quién es el mensaje, pero reconocerás que no es normal soñar algo así.

-Tus sueños no son normales, cielo.  Siempre me sorprende que recuerdes qué sueñas con tanta precisión.

Ajeno a mi desasosiego, le da un bocado a la tostada mientras consulta la agenda.

-¿Me estás escuchando?

- Te escucho. Has soñado que...

“...el cinco no es una aberración matemática, es un enigma atrapado en las proporciones de la isla de Manhattan”.

-¿Y?

-Genial y raro. ¿Por qué no escribes un cuento?

- Pero ¿por qué el cinco? Ni siquiera me gusta ese número.
Vuelve a su agenda sin más. Ya son muchos años juntos. Y sabe que diga lo que diga seguiré con mi obsesión hasta que encuentre una respuesta que me satisfaga.
Mientras me ducho, me visitan los cinco lobitos, tiene la loba. Los Jackson Five mueven las  caderas en la alfombra del baño… Me visto. Asisto con Delibes a un velatorio en Cinco horas con Mario. Me voy de aventuras con Los cinco, de Enid Blyton, recuento los cinco dedos de las manos, pinto de escarlata las cinco uñas de cada pie y  chequeo los cinco sentidos corporales.
Escribo el número... y  ¡vaya! el C-I-N-C-O  tiene 5 letras. Y es el único número que concuerda su numeral con las letras que se necesitan para escribirlo.
No sé, no me convence…
Los musulmanes oran cinco veces al día, una barbaridad. Yo, ninguna, ¿una temeridad?
Salgo a la calle con la obsesión viajando por mi mente. Sumo los números de las matrículas de coche.  Multiplico por cinco el precio del pan y del periódico. 

Regreso a casa, escucho música, trato de leer, pero no puedo concentrarme. Miro fotos de New York  y…



¿Y si la clave no es el cinco sino Manhattan? Consulto la Wikipedia. Nada. Nada. Nada… ¡Alto ahí!

La isla de Manhattan tiene 21,5 kilómetros de largo

Recuerda, nena, me digo “… el enigma  está atrapado en las proporciones de la isla de Manhattan” Entonces, ¿el cinco? Pura maniobra de distracción. Estoy harta de verlo en las pelis de espías.

La tarde antes del sueño, había comentado con una amiga que me gustaría saber mi fecha de caducidad. Y ahí está. Un regalo de los hados del subconsciente.

57 + 21,5 = 78,5  

Concretamente septiembre de 2033. Me quedan poco más de 21 años. Una vida o un suspiro. De momento voy seguir al pie de la letra lo que decía Voltaire:
“El arte de la vida consiste en hacer de tu vida una obra de arte” 
Así que voy a intentarlo con mucho humor, ternura, empatía, creatividad y un toque de locura. No pienso perder el tiempo.



Ay, minino de mi corazón, y tú más extravagante. ¡Tiene tela el modelito!

¿Te gustaría saber tu fecha de caducidad? ¿En qué cambiaría tu vida?

Él, ellos, nosotros, su dignidad y los bulos sobre los emigrantes



Aunque Aldo sea capaz de comunicarse en siete idiomas, no encuentra trabajo porque todavía no habla ni entiende español.    

Me pregunta si hablo inglés. Un poco y con un acento horroroso, le digo. Se ríe. Y para satisfacer mi curiosidad me cuenta que duerme en una barca. Imagino que su hotel está entre las cubiertas con lona que parecen olvidadas y que no fotografío para no dar pistas.

Come gracias a la generosidad del joven marroquí, fuerte y tímido que arma con pericia una cocina entre las rocas. Él consigue algún trabajo mal pagado y temporal. De momento no les cobran por pernoctar en la pequeña barca, así pueden comprar algo de comida y compartirla.

Es un chef, dice Aldo admirado, haciendo el gesto de chuparse los dedos.


Las cebollas se “pochan” en la cazuela disfrazando de hogar el espigón solitario. Se acercan dos paquistaníes, nos comunicamos en inglés o lo que sea que yo hable. Por suerte, ellos tienen un techo donde guarecerse y trabajo. Se interesan por Aldo y por el chico.  
Me conmueve la limpieza y el orden con que oficia el cocinero, que corta con destreza verduras variadas, acuclillado ante una piedra. Entiendo que no quiere fotos. Nadie me pide nada, ni trata de aprovecharse de mí.
Formamos un extraño grupo: cuatro hombres, una mujer con una cámara y un gato laminado, allí parados entre el azul desvaído del mar y el atardecer naranja del sol que se oculta tras la montaña.
Su dignidad contrasta a su favor con el resentimiento de una mayoría de mis paisanos que culpan a los emigrantes de copar las ayudas sociales, quitarles el empleo y “contaminarnos” con sus costumbres.
Contamíname, mézclate conmigo
que bajo mi rama tendrás abrigo.



Un estudio reciente, desmiente estas injustas cantinelas xenófobas, un estudio hecho por La Fundación La Caixa, nada sospechosa de ser  “izquierdosa” o  el brazo financiero de las hermanitas de la caridad.

“Los extranjeros han permitido contención salarial, incorporación de la mujer al mercado laboral y cinco años sin déficit en las pensiones, pero la sociedad percibe todo lo contrario…

"No es posible cuantificarlo, pero aportan hasta tres veces más de lo que reciben"

Y algunos, como Aldo, lo que reciben se lo da otro emigrante.

En este link podéis ampliar información, si os apetece.



¿Alguien ha oído hablar de este dato en la estomagante campaña electoral?

Gato, que ha vuelto al almacén, Xavi y yo pensamos desconectarnos de los medios hasta el día 22 que, a pesar de todo, iremos a votar a la poca izquierda que nos queda en esta vieja, chocha y caduca Europa.

Espero que nadie imagine que cuando digo “izquierda” me refiero al PSOE.