El
hombre es un ser inacabado, un enigma que se mueve entre
la insatisfacción y el deseo.
Es
un misterio que la primera necesidad del
hombre sea buscar la felicidad y encontrar sentido a su existencia.
Y
para misterio, el mío que me ha dado por fotografiar
con pasión Madrid en obras: andamios,
escombros y las mallas que envuelven los edificios en construcción, heridos o
abandonados.
Pero
ya lo dijo Oscar
Wilde “las mujeres están hechas para ser amadas, no para ser
comprendidas”
Y
si veo belleza o me seduce Madrid en construcción, no le busques sentido…
siempre he sido rarita.
Aunque
ser raro sea un concepto estadístico y lo que me haga trepar a los andamios sea
un truco de mago para no perder la esperanza o…
…me
ocurra como a Confuncio,
que compraba arroz para vivir y flores para tener algo por lo que vivir.
¿Qué
son las pasiones reales o inventadas? Algo
con lo que entretener la mente para olvidarnos de que estamos condenados a
desaparecer; algo para engrasar el corazón y que no se nos pare de espanto.
Pero
lo más probable es que no sea nada tan rebuscado y sólo confirme lo que
afirmaba Voltaire:
“Yo, como Don Quijote, me invento pasiones,
para ejercitarme”…
…o
que me ha dado por ahí, porque me voy acercando a la edad de la jubilación, y todos
sabemos que a los jubilados les fascina mirar obras. Y a mí, encima, fotografiarlas.