Erase
un grafiti en la pared derruida de un descampado en el que las gaviotas gritan
de camino al mar y aparcan los coches amontonados.
Y
en el que cuando llueve se monta un barrizal, que ríete tú de las pelis del
Vietnam con los americanos añorando las praderas y el pollo frito, tratando de
encender un malboro empapado.
Clic
Las
pequeñas pelonas, que pululan por el barrio, no soportan la tristeza de los niños del grafiti,
así que les regalan un perro que han encontrado abandonado.
Las
tristezas compartidas son casi alegrías piensan los tres con esperanza.
Clic
Ocaso se llama el perro, porque lo
encontraron a esa hora de la tarde en que el sol tinta de oro hasta el cemento
del mal camino.
Un
coche cargado de buenas personas se marcha de vacaciones y deja al perrito abandonado.
Él espera confiado que regresen, porque no conoce el corazón de los hombres.
Clic
Hay
otro niño en el grafiti al que las pequeñas quieren hacer un regalo. Un bebe
que juega con un charco que parece más de soda que de agua de mar.
No pueden
traer olas ni mareas ni sirenas, el charco es muy pequeño, pero sí…
Clic
…peces
con escamas brillantes de metal. También girasoles recortados de una reproducción
china de un cuadro de Vang Gogh.
Ha
quedado mucho más bonito, ¡dónde va a parar!
Clic
El
corredor más macizo del barrio deja la arena de la playa y corre dentro del grafiti
donde el horizonte es un suflé de mandarina,
nata y fresa, y un pescado que se ha pasado con la operación biquini llora con
lágrimas de cocodrilo porque se ha quedado en la espina.
Clic
-Y yo, ¿qué hago aquí en este paisaje
post crisis más quemado que un españolito de a pie?- piensa el gato carbonizado
mientras juega cansino con el ovillo de lana rojo utilizando la telequinesia.
-Chaval, pues mírame a mí, antes era
un tiburón con toda mi carne prieta, mi altivez y mi voracidad… y ya me ves, devorado
por la prima de riesgo.
-Ojo, raspa, los rescatadores. ¿Qué
hacemos?
Y el tiburón, que ahora parece el esqueleto de una caballa y desde la crisis lee los pensamientos, le transmite un mensaje escueto:
-¡ShhhShhh! Hazte el muerto.
Clic
Nota: si el autor del grafiti original se reconoce en el fondo de esta intervención irreverente,
que lo diga ahora, y lo nombraré autor plagiado, o que calle para siempre.