Consiguió el Alta Médica e intentó ser feliz el resto de sus días

Perdonad mi doncella adolorida esta innoble cabalgadura. No son tiempos éstos para la épica. Ah, si mi pobre rocín flaco levantara la cabeza… 

Voto a Dios, malandrín de los potingues, que ese ingenio atravesando mi escarnada nalga no me detendrá, porque los deseos se alimentan de esperanzas y…

…son mis leyes deshacer entuertos, prodigar el bien y evitar el mal.
Y así fue como aquella dama multidiagnosticada, rescatada por el ingenioso Hidalgo, se convirtió en una achacosa señora de 62 años de buen ver. Y, sin más recetas ni conjuros, decidió ser feliz el resto de sus días.
Y, cuando se mira en el espejo, como un monje cartujo se dice con sorna: 
Morir tenemos. Ya lo sabemos.  
Pero, mientras llega la Parca, voy a pasarlo lo mejor que se me ocurra.

¿Hay algún médico en la sala? Un caso para el Doctor House

Si hay algún doctor en la sala…que lo mantengan alejado de mí. Me han sacado sangre, me han radiografiado, resonado, ecografiado, recetado, vuelta a recetar, diagnosticado por aproximación y por el método ensayo-error-ensayo… ¡Basta! Los médicos me están empezando a dar yuyu.

Salvo que sean como éste que me he pedido para Navidad. Y quiera jugar conmigo a los médicos como cuando era adolescente y no me dolían las rodillas ni  cojeaba ni me sobraba un gramo en la cintura ni….Cuando era una chica salvaje y atlética que trepaba a los árboles y corría como una gacela.

Mientras me llega el médico guaperas, pido consulta con el atractivo e  impertinente doctor House.
-A ver, guapo, mi colesterol se dispara, me sobran cuatro kilos y no hay dieta que valga. Como poco y sanísimo, pero tengo el  hierro y las  transaminasas disparadas. Me duele todo, salvo las pestañas y los medicamentos no me hacen nada o me ponen peor… ¿Qué me pasa doctor? 


 -¿¡Que no es Lupus!? Eso es todo lo que se te ocurre. Tú no puedes hacerme esto, Gregory House. ¡Dios, es de locos!


-El comportamiento religioso es tan parecido a la locura que no podemos diferenciarlos.  
 
-No pienso ir también al loquero. Prefiero un milagro, rezar, no tengo que esperar en la consulta ni hacerme más pruebas… que Dios me envíe una señal o... que calle para siempre. 

- Si tú le hablas a Dios, eres religiosa. Pero si Dios te habla a ti es que estás loca.

¿Me estás diagnosticando, Gregory?, porque no estoy de humor para tus ironías.

Si me falla House, ¿qué me queda, eh? Nada. Rompo mi carnet de Donante. Que le den a la Ciencia. Y entrego mi  body maltrecho al Arte para que me expongan como curiosidad en algún pasillo.

El director del Museo revisa mi historial médico de los últimos meses y todas las pruebas adjuntas.

-Uhmm… Está usted hecha un cuadro, señora. ¡No le falta de nada!

- Me falta la autopsia. Pero le juro que, ésa, sólo me la harán ¡por encima de mi cadáver!