¡Felices Fiestas! desde El Almacén de los días Perdidos


Gato laminado y Niño Amarillo regresan desde New York

Todos las personitas del Almacén vuelven a casa por Navidad.
Menudo trajín porque cada uno tiene su temperamento, sus manías y a mí me toca mimarlos y alimentar sus corazones locos, apaciguar sus almas inquietas y acunar con humor sus melancolías antiguas.


-Hala, Dientes, ve a buscar la bola y piérdete. Espirítu navideño, yo, ¡bah!

Porque, parafraseando a Churchill,  todos esos personajes forman parte de mi imaginación, y la imaginación me consuela de lo que no puedo ser y el humor de lo que soy.

Mari Tere  de pesca con buenas vibraciones 

Mari Tere, desafiando el oleaje reinante, se ha ido a pescar el 2014, convencida de que todo lo bueno está por llegar, sólo hay que salir a buscarlo y no esperar a que la Felicidad no tenga nada mejor qué hacer que venir a quedarse a tu lado para que no te quejes.
¡Felices Fiestas! ¿Por qué no? Sólo vívelas a tu manera.
Pasadlo de cine y ¡Hasta el año que viene!

Para que necesitamos la Filosofía


Decía el escritor británico,  Somerset Maugham,  que un filósofo es un tipo que sube a una cumbre en busca del sol; encuentra niebla, desciende y explica el magnífico espectáculo que ha visto.
Cuando vago por la calles con la cámara, mi mirada se vuelve filosófica y cómplice de Aristóteles, que afirmaba que la finalidad del Arte es dar cuerpo a la esencia secreta de las cosas, no copiar su apariencia…
…y que es propio de filósofos poder especular sobre todas las cosas.  Y especulando por aquí y por allá, puedo demostrar que la belleza está en la mirada.
Y llego a la conclusión que con tanto filosofar, sólo trato de encontrar la felicidad, que como decía Voltaire, la buscamos como los borrachos buscan su casa, sabiendo que tienen una.
Camino, vago, encuadro, especulo, filosofeo… para sacudirme la melancolía y la tristeza. Y es que Séneca nos lo dejó escrito: que la tristeza, aunque esté justificada, es pereza. Y que nada necesita menos esfuerzo que estar triste.
 …Y juego a imaginar que veo el mar que tanto añoro trepando por las fachadas. Juego con la seriedad con la que jugaba cuando era niña, que según  Nietzsche es una prueba de que he alcanzado la madurez.
Y sí, una ya está madura, aunque espero que no me pase como a ciertos hombres que cuando llegan a la madurez ya están pochos, que decía con sorna la abuela de una amiga.
 
¿Y todavía te preguntas para que necesitamos la Filosofía?, pues anota lo que dice Rousseau y no lo olvides:
“Quitad de los corazones el amor por lo bello, y habréis quitado todo el encanto a la vida”


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