… según Haruki Murakami, en “Escucha la canción del viento”
-Señora cabra, ¿por qué lleva siempre colgado al cuello un reloj que no funciona?-Tiene pinta de pesar mucho y no sirve para nada.
-Sí, es muy pesado, respondió la cabra. Pero es que me he acostumbrado, ¿sabe?, a qué el reloj pese tanto y a que no funcione.
El día del cumpleaños de la cabra, el conejo le regaló una caja adornada con un bonito lazo. Dentro había un reloj nuevo, brillante, muy ligero y que, además, señalaba la hora con precisión.
Contentísima, la cabra se lo colgó al cuello y fue a ensenárselo a todo el mundo…
Y como podéis ver celebró su cumpleaños a lo grande.
Según esta fábula…
…la cabra somos cada uno de nosotros cuando andamos angustiados, el reloj nuestro corazón. Y el conejo, el psiquiatra que nos recuerda que aferrarnos a lo que nos hace infelices es idiota y más loco que estar loco de verdad.
Así que después de reflexionar e interpretar con imágenes este cuentito, he decidido aligerar mi corazón de miedos, ponerlo en hora y no dejar que la inercia se cargue mis sueños, al menos los que todavía pululan por ahí.
Claro, que me gustaría encontrar un psiquiatra que se adaptara a mi economía de guerra, supiera contar cuentos tan frikis como éste y fuera capaz de verse a sí mismo como un conejo, porque seguro que a mí… sí me vería como una cabra.
¿Qué tal
anda tu corazón?
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