Carta a Benedicto XVI desde Somalia



Después de leer la crónica del enviado especial de El País a Somalia, que sintetizo en este escaneo intervenido,  se me ocurrió que quizá Omar, de estar enterado de los fastos del JMJ 2011 en Madrid, http://www.madrid11.com/   le hubiera podido escribir esta carta al Papa.

Hola señor Papa, me llamo Omar, tengo siete años y mi peso se corresponde con el de un bebé. Sé que voy a morir de hambre en cualquier momento, le pido disculpas si mi petición le molesta o cree que es una falta de respeto.

Sólo soy un niño moribundo que todavía sueña.
Ha llegado a mis oídos que es usted el representante de Dios en el mundo, y como Dios ni está ni se le espera ni creo que sepa que existimos, le pido a usted se traiga unos panes y unos peces y trate de multiplicarlos como en un milagro muy bonito que me contó la hermana María.
Sé que está muy atareado preparando su viaje a España donde le esperan un millón de peregrinos venidos de todo el mundo con la ilusión de alimentar su alma con el rezo y su palabra, pero lo que nosotros necesitamos con urgencia es alimentar el cuerpo.
 
Han muerto 25.000 niños menores de cinco años desde que empezó la hambruna; qué palabra tan fea.  Desaparecemos. Niños, adultos, viejos y animales... todos  caen  exhaustos, deshidratados, de un tiro  o por la gracia de una mina, que ya es mala suerte encontrar algo donde no hay NADA, ni siquiera esperanza.
Ilustración de Miquel Barceló de su “Cuaderno de África”
 
Señor Papa, sólo le pido que antes de ir a Madrid pase por Somalia, aunque sea solo un día. Si no le sale el milagro, nos conformamos con el contenido de la mochila del peregrino, que cuando llevas días comiendo NADA o tierra, hasta el agua bendita recalentada nos parecerá manjar de dioses.
 
Ya sé que, como se dice por ahí, es pan para hoy y hambre para mañana, pero si usted nos visita vendrán muchos periodistas a hacerle fotos bendiciendo cadáveres de niños y saldrá en las televisiones y los periódicos con su traje blanco al viento y el mundo entero sabrá que existimos y le importamos a alguien tan importante.

Fotomontaje de Tesa con fotos de Internet
   

¿Qué le ofrezco a cambio de este pequeño favor?
Su mejor sermón con los más pobres de los pobres. Darle sentido a su Iglesia. Practicar la caridad cristiana y el amor con los más necesitados.
«...Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer,

sediento y te dimos de beber, o sin hogar y te recibimos, o sin ropa y te

vestimos, o enfermo o en la cárcel y te fuimos a ver...? En verdad os

digo que cuando lo hicieron con alguno de estos mis hermanos más

pequeños, lo hicieron conmigo» (Mateo 25, 37-40)
Por favor señor Papa, no nos falle usted también. Tal vez Dios quiera volver por aquí algún día y ya no quede nadie para recibirlo. Y el llamado Cuerno de África se haya ido al cuerno sin que a nadie, ni siquiera a Dios, le importe.
Le saluda,
Omar