La Bella Durmiente. Cuentos locos para niños grandes

Nos quedamos en que el Príncipe y la Princesa se casan, viven felices y comen perdices. 
 
Pero los años pasan y los amantes se van mustiando, ensanchando, desplanchando, incomunicando, amuermando… y el deseo se larga por la ventana en busca de otro amor de cuento.
La Bella prueba con frenesí pócimas y ungüentos, técnicas amatorias y hasta se suscribe al Cosmopolitan, pero nada logra “levantar” el deseo de su príncipe, que conjura sus miedos buscando princesas a las que despertar con sus besos de cuento.

Un día la Bella, ahíta de indiferencia y desamor, se derrumba en un sofá-cama de Ikea y  entrega su alma a Morfeo.

El Príncipe no se entera hasta que se le acaban los calzones limpios, las chorreras de sus camisas lucen como acelga en el desierto y sus botas de montar tienen el brillo y la flexibilidad de un calamar disecado.

Desesperado, el Príncipe besuquea a la Bella, pero, oh, destino, sus besos insulsos e interesados no logran despertar a la Princesa. 


Ahora el besucón escribe la segunda parte de la historia donde vuelve a ser romático, esbelto, valiente y enamora a doncellas ingenuas con su falsa apostura de caballero.

Mientras espera que el Hada Fantasía lo libere de su patética existencia, el Príncipe subsiste exponiendo a la Bella en el espacio mínimo de una vieja caravana rodante, para placer de morbosos y nostalgia de románticos fetichistas.

Mientras los curiosos murmuran alrededor de la Bella, tomo una foto para mi colección de fetiches rosas. Y, con una lágrima suspendida en mi pupila, declamo a modo de responso laico estos versos de mi amado Lorca:

Todos comprenden el dolor que se relaciona con la muerte,

pero el verdadero dolor no está presente en el espíritu.

No está en el aíre ni en nuestra vida…
 
…El verdadero dolor que mantiene despiertas las cosas

es una pequeña quemadura infinita.

Mis queridos chicos grandes, siento emponzoñar con mis noticias vuestro Paraísos infantiles, pero ya va siendo hora de que sepáis que el colorín colorado casi nunca significa que el cuento… ha terminado.
 
Las fotos y fotomontajes son de mi autoría. Asumo cualquier responsabilidad que se derive de este despropósito.

Madrid-Córdoba: flora, fauna, paisanaje y reflexión



Son las 8:15 de la mañana. Hace frío en Madrid y yo con sandalias, única concesión que hago a la ropa de verano, que no me gusta mucho.  

El tren de alta velocidad es cómodo y puntual. En menos de dos horas hemos recorrido los 400 kilómetros que separan Madrid de Córdoba.

El aire es cálido y huele a azahar. Los naranjos nos salen a cada paso todavía en flor o ya con su fruto maduro. Qué bien huele Córdoba.
Las flores inundan las  ventanas y cuelgan en macetas de las fachadas encaladas. Hago posar a Xavi, que, aunque siempre trata de complacerme,  no acepta  engalanar su oreja  con un clavel. 
De los turistas, prefiero a los japoneses. Son entusiastas, curiosos, respetuosos y callados. 
La primera vez que visitamos Córdoba apenas había turismo y era libre la entrada a la gran Mezquita. Ahora se me antoja un parque temático. Me recuerda el cambio que también han sufrido ciudades como Barcelona, Praga, Lisboa…en pocos años.
 No fotografío monumentos ni calles abarrotadas, me quedo con los pequeños detalles.
Le pregunto a este viejo ánade real, que flota solitario e indolente en los fosos de la Muralla, si tiene sentido hoy en día viajar como rebaños de ovejas. Me mira de reojo y mueve una patita. 


Las flores se mecen con la suave brisa que hace soportable el calor.  No sé si la primera flor está naciendo o muriendo, pero me parece muy bella así con el fondo de agua. 
 Me sorprende ver cormoranes  tan lejos del mar posados en un recodo del río.
Trato de encontrar un encuadre sugerente desde el puente romano sobre el río Guadalquivir y de repente emprenden el vuelo. Son majestuosos. 
“Mejor un tiro que una foto”, me dice una señora sonriente. "Las protege el ayuntamiento, no se las puede liquidar”.

Pues a mí me encanta cuando mi nieta de dos años les dice “cuidadito con los coches, paloma, que te pillan las patitas” En Madrid hay muchas lisiadas.

Acoplo mi maciza figura a la curvilínea mujer morena de papel maché, una maravilla de artesanía que me llevaría a casa, si no fuera por mí economía de guerra. Qué curioso que mis piernas encajen tan bien.
Juego de miradas en una tiendecita del centro.
Nuestros sentidos agradecen que los músicos callejeros sean buenos. Nada de cancioncillas folclóricas ni lolailas, buena música clásica bien interpretada.
Los relojes del mercadillo no se ponen de acuerdo, pero sea la hora que sea el calor aprieta.

El bañista lo corrobora invitando al chapuzón desde el balcón del restaurante del mismo nombre. Resulta muy refrescante la figura enmarcada en esos azulones. Está muy gracioso con su bañador vintage.
Me hago un autorretrato con la plaza de la Corredera al fondo. Los espejos brumosos le sientan bien a mi edad. Esta escapada ha sido el regalo de mis 61 cumpleaños. Parecen muchos, pero se me han pasado volando.
Para finalizar este recorrido, os propongo un brindis por las cabras

Las ovejas son siempre domésticas y prefieren vivir en rebaño. Sin embargo hay muchas cabras salvajes en la Naturaleza.
Las cabras son curiosas, independientes y se adaptan bien al entorno.  No sé, pero siempre me han dicho eso de “nena, estás como una cabra” ¿Por qué será? 
 clica sobre las fotos si las quieres ver más grande

Abierto hasta el amanecer “mientras mis ojos se quiebran en el viento”


Sigo a un gato laminado, mitad payaso mitad farandulero, que me conduce hasta la única salida que tiene este callejón de ensueño…

 ..El Almacén, donde los días perdidos  son los ganados. Donde se regalan risas, parches y disfraces para los niños tristes, que nunca dejan de serlo aunque cumplan muchos años.
 
Me sale al paso  el niño amarillo, callado y tímido, botando una pelota de tiza, con la que escribe en Código Morse historias que nadie leerá jamás, mientras colecciona frases que subraya en los libros.

Aquí estamos de nuevo todos esos "yos" que me completan o me enajenan. 

Desde esta reserva apache donde pastan mis pensamientos más salvajes con los más tiernos y apacibles os comunico que...

 ...El Almacén de los Días Perdidos vuelve abrir hasta el amanecer ¡Bienvenidos!