¿Las fotos mienten?¿Sugerir es crear?

  “La gente dice que las fotos no mienten, las mías lo hacen”. David Lachapelle
 Un día luminoso, una ligera brisa, unas cervicales elásticas y mi cámara es todo lo que necesito para  rastrear mundos ocultos en los edificios en construcción.
 Decía Robert Frank que  “Lo importante es ver aquello que resulta invisible para los demás”.

“A través del ojo fotográfico se puede ver el mundo bajo una nueva luz; un mundo en su mayor parte inexplorado y desconocido; un mundo que aguarda ser descubierto y revelado”. Edward Weston
“Describir es destruir, sugerir es crear”. Robert Doisneau

 ¿Mienten o no mienten las fotos? para mí que mienten, y estamos hablando de fotos, no de fotomontajes

La niña que cambió sus zapatos de charol por unas zapatillas de abuelo

Suela contra suela, los zapatos permitidos de la cesta son todos más pequeños que mis preciosos zapatos de charol

La monjita, ocurrente y entusiasta durante todo el cambio de vestuario, ahora parece contrariada:

-Uf, niña, que pies tan grandes tienes- Son para caminar mejor- me dan ganas de responder, cual lobo de Caperucita.
La monjita cavila inmóvil, con sus gafas de lupa en las que me veo reflejada parece un insecto dispuesto para el ataque. De pronto se da una palmadita en la frente, como si jugara a voltear cromos, y desaparece.

Regresa con unas zapatillas de abuelo. Ante su regocijo por el acierto con la talla, no soy capaz de decirle que son horrorosas. Ella suspira resignada cuando, mi pie largo pero estrecho, naufraga en la barca de paño a cuadritos grises y marrones.

- Por probar nada se pierde-murmura rebuscando en los cajones de la ropería que ella gobierna
Mientras la monja cose una goma a mis nuevas zapatillas para que no las pierda, miro por la ventana,  la higuera del patio me observa boquiabierta, parece tan asustada como yo.
He llegado al Internado vestida a lo Shirley Temple y unas horas después llevo el pelo cortado a trasquilones, un vestido feo, calcetines de chico y unas zapatillas de abuelo. 

No quiero llorar, así que imagino que hay unos zapatos especiales para cada momento de la vida.
¿Dónde está Tesa?
Y me despido de mis zapatos de charol sin nostalgias. Tengo siete años y medio y por primera vez me me siento mayor y reflexiva en exceso, como si esas zapatillas de viejo me anclaran al suelo y en ese mundo reducido siento que todo es intenso y extraño. 
Me siguen gustando los zapatos bonitos, y es en lo único en lo que me permito gastar por encima de mis posibilidades.  

En mi vida no estan permitidas las zapatillas de andar por casa pero..., si veo unas de abuelo, sonrío y siento un extraño impulso de calzame unos zapatos de charol, trepar a los tejados y bailar de puntillas por el alero como una titiritera temeraria.