…Partiendo de esta diferencia abismal, mantener el equilibrio del niño requiere dedicación, empatía, generosidad y algo de inteligencia.


El niño es visual, sensitivo, dramático, creativo, impulsivo, inconstante…
Exige atención absoluta cuando lo necesita
y que lo dejen tranquilo cuando está entretenido.
No es fácil ser niño y que tus padres quieran un clon a su imagen y semejanza o, todavía peor, que pongan tantas expectativas en ti que sientas que tu vida es una carrera contra reloj.
¿Por qué tus padres no quieren ser molestados en determinados momentos y ellos pueden disponer de tu tiempo, tu ocio, tu ánimo y tu humor según su conveniencia o creencias?
¿Por qué
ellos pueden ser desconsiderados, maleducados, egoístas, vagos, pasivos… y a ti te exigen lo contrario? ¿Sabes por qué?
Porque eres un marciano en un mundo a rebosar de venusianos aburridos y encorsetados, que en vez de aprender de ti, te aplican
sus inservibles manuales llenos de censuras y medias verdades que los han hecho tan infelices.
Y porque ya lo dijo Heinrich Böll en su estupenda novela “Opiniones de un payaso…
"...en la vida de un niño lo banal posee grandeza, se siente extraño, sin orden, siempre trágico…"
Si cuanto te haces mayor, incluso viejo, sigues siendo marciano, los venusianos te consideraran una persona inadaptada y rara. Sobre todo rara.