-Esta niña es una lunática o algo peor- cabeceaba
la monjita, conjurando con la señal de la cruz mi respuesta y dándome a besar
su crucifijo, que yo apenas rozaba porque olía a sopa y mocos.
-No puedes ser espadachín, de ninguna de las
maneras, niña. Eso son paparruchadas.
-Pues
indio del Canadá –insistía yo.
Mis dos únicas alternativas de futuro a los ocho
años.
-No
sé que voy a hacer con ella-decía mi madre, por decir- Está
siempre en las nubes.
Y
a mí me parecía que aquellos adultos eran unos extravagantes aburridos, que
preferían que fuera secretaria o enfermera, como mi madre. O criada, como me
aconsejaba la monja. Como niña pobre y rural, mi destino natural en aquella
España de los 60.
Para
espadachín, me entrenaba por los largos
corredores del colegio, cortando en pedazos con mi espada imaginaria el aire
rancio de tanto rezo.
A
un silbido, acudía mi corcel y juntos saltábamos desde el campanario y
marchábamos a galope, a desfacer entuertos, por esa Castilla que era tan ancha, según
mis libros de texto.
Para
indio del Canadá tenía las praderas del
recreo y la sombra de la higuera. Cerraba los ojos y acunándome a ritmo de
tambores, dibujaba con señales de humo un ese o ese para espantar mi soledad de niña.
-¡Lunática!
-¿Es
a mí?
Y
me reía apuntando con mi flecha al hombre blanco, que quería arrebatarme el
horizonte y la inmensidad de las praderas para arrastrarme a su mundo pequeño, casposo
y oscuro, lleno de supersticiones y normas absurdas.
Puede
que ese sea el origen de mi extraña melancolía.
Sí, puede que sea el origen de mi melancolía, y también de mi chifladura.
ResponderEliminarComo al Quijote, las historias de los libros y las peliculas me volvieron un poco locatis, pero a cambio poblaron mi soledad de colores.
Nunca fui una niña triste, siempre tenía argumentos y sueños que sacar de mi chistera para volar.
Un hábito que todavía practico. Os lo recomiendo en este momento de grisura.
Gracias por pasar un ratito en el Almacén.
Muchos besos.
ResponderEliminar· Afortunadamente, no todo es genética o ambiente. Existe también un factor aleatorio, a medio camino entre la sorpresa y la locura... y a ti, te ha pillado de lleno. Como menos, has conseguido ser indioespadachínlunática, un tresenuno insuperable.
· BPdMyN
· CR · & · LMA ·
Tu eres yo, Tesa. Lo acabo de descubrir. Mi melancolía era entonces y no ahora. Ahora camino por mundos de colores como tu me dices.
ResponderEliminarTu eres yo, Tesa. Yo soy tu, en esa nube gris en la que te meces. Pero no sé qué me pasa, que no me quiero meter entre colorines, quiero coger la espada y desfacer tanto entuerto y tanto desaguisado como nos pretenden meter en nuestras vidas.
Ha sido una gozada encontrarte, Tesa. Es como si nos conociéramos de toda la vida.
ResponderEliminarAcabo de descubrirte y me he sentido bastante identificada. También me ha recordado un poco a los cuentos de Celia ¿los conoces?, quizá más a ella que a Antoñita. Y ¡mira! casualmente he comentado en mi blog hace un par de días una peli de Lars von Trier (cuya obra me entusiasma, aunque él mmmm...), su título es Melancolía y también relaciona los estados de ánimo con los astros. ¿La has visto?
ResponderEliminarSí, he visto toda la filmografía de Lars von Trier, aunque unas películas me han gustado más que otras, jamás me deja indiferente, por eso lo sigo.
ResponderEliminarY no conozco a Celia, soy más de "los 5" de Enid Blyton, y de Mary Noticias, ya más de adolescente, que fue cuando quise ser periodista de investigación como ella.
Bienvenida al Almacén. Un beso,
Tesa, Tesa, Tesa... entiendo tan bien esa extraña melancolía... puede que las niñas pobres y rurales de aquellos años tuvieran un 'no se que' que se negaron a seguir la rutina, la norma y ahora tienen una encantadora chaladura.
ResponderEliminarComo me gustan tus montajes y tus palabras..
un gran abrazo y un trocito de aquella playa.
PD: ya falta menos. Tenme al corriente
Me gusta todo lo que nos mostrás en tu blog y también la niña "patitas DE alambre"""¡ÉS HERMOSA Y ESTÁ VIVA!!!!
ResponderEliminarun beso desde Argentina Martha
Tengo aire en una botella que solamente al desenroscar el tapón te quita la melancolía de un plumazo y la chifladura también.
ResponderEliminarPero no te lo presto...no.
Me quedaría sin tus historias...
Ahora mismo tiro la botella al contenedor del vidrio...y pobre del que se la encuentre y la abra...
Tesa eres increíble! Pero yo quiero creerte, jajajaja....
Yo de pequeña era astronauta, ahora me arrepiento...creo que de llevar ese "casco-escafandra" en mis sueños, padezco claustrofobia....
;)
BESOTES REINA!
yo nací seriecita y me fui alocando con los años, pero el resultado final es muy parecido!
ResponderEliminarLa melancolía proviene de muchos viajes, y he descubierto que no se cura, se puede pasar temporadas de reposo, pero siempre vuelve, es como la malaria, nunca desaparece.
ResponderEliminarSigue la historia, ánimo.
Un beso
Pero con toda la melancolía del mundo por tener, no ha habido hombre casposo y rancio que pudiera con tu chifladura de niña y, por supuesto, ahora menos con tus chifladuras de niña grande.
ResponderEliminarEs que afortunadamente todos no somos iguales ni aceptamos las mismas normas impuestas a pellizcos, tortazos, reglazos ni castigos varios.
Yo creo Tesa que Dios debe estar más del lado de los melancólicos como tú que de los curas y monjas impositivos y rancios. Yo creo que sí.
Un abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.
Si yo tuviera una melancolía tan creativa y avispada como la tuya la arroparía muy bien y la mantendría junto a mis sueños.
ResponderEliminarP.D.
De pronto me han dado ganas de jugar con las sombras, a ver si voy aprendiendo de ti.
Tesa, es un cuento buenísimo, de verdad, me ha encantado. Y las fotos buenísimas. Yo ya lo imagino publicado tal cual.
ResponderEliminarfelicidades!
biquiños.
¡¡Hola amig@!!
ResponderEliminarNavegando por la red me he encontrado con tu blog y quería acercarme por tu casa para saludarte.
Es un placer para mi persona aprender de muchas de vosotras, a veces incluso llegando a sorprender por la ilusión con la que se llevan a cabo los diferentes proyectos, me gusta el estilo que utilizas.
Vivimos en un mundo globalizado donde la carencia de tiempo es algo manifiesto, real, medible que impide llevar a cabo multitud de proyectos, mantener un blog en activo soy consciente de las dificultades que entraña.
Por eso mi más sincera enhorabuena y también apoyo para seguir en esta misma línea, que no es para nada sencillo.
Si me lo permites me quedaré por tu rinconcito, para leerte con más frecuencia más a menudo.
Si te apetece puedes pasarte por felicidadenlavida
Un abrazo;
Francisco M.
¿Melancolía? Bueno, más bien lunática, ¡afortunadamente!.
ResponderEliminarHace falta un ser un mar muy grande para recibir una sucia corriente sin volverse impuro (más o menos es de Nietzsche) y es tu caso, no te volverán gris jamás, eres de mil colores.
Un abrazo, lleno de colorido.
(p.d. "Melancolía", de Trier... ¡qué catastrofista el hombre!)
lo que de verdad me parece fantástico es que, a pesar de los años transcurridos, esa niña soñadora y melancólica sigue viva: de lo contrario sería muy difícil sobrevivir en este mundo que nos ha tocado en suerte...Los fotomontajes son fabulosos!
ResponderEliminarBesos!!!!!
Ostras, me has hecho recordar que yo también tenía un corcel, que jugaba con él en las horas de patio, y que gracias a una de sus patas que era muy larga podía rescatar a mis amigas cuando caían en las trampas del campo...
ResponderEliminar¿nos vendrá de ahí toda esta melancolía, en serio?
Indios, espadachines, hadas, princesas...el mejor mundo para crear y co-crear.
ResponderEliminarA. Einstein decia:
“Si quieres un adulto con un pensamiento creativo, de pequeño cuéntale cuentos, si lo quieres además sabio, cuéntale más cuentos”.
Buen fin de semana Tesa y besos muchos.
No quiero saber si es melancolía o chifladura, lo que si quiero es mantener la magia que se siente al leerte. Quiero esa flecha que apunte a la inmensidad llena de praderas y esa espada para cortar nubes que puedan ocultar los sueños, ha sido un gusto llegar hasta aquí y descubrirte.
ResponderEliminarUn abrazo Tesa desde Colombia. Te seguiré para estar atenta a tus actualizaciones
Hola, Tesa.
ResponderEliminarPues bienvenida sea tu extraña melancolía si con ella nos regalas estos preciosos cuentos. Ay qué ver… Siempre he dicho que tu vena cuenteril es un potosí de proporciones Bíblicas. Me gusta esta faceta tuya, mitad biográfica mitad chiripitifláutica.
Un beso muy fuerte. Y a seguir regalándonos los ojos.
SAMUEL:
ResponderEliminarOjalá, Sam, nunca me vuelva gris, ni aunque sea muy viejita y arrugada.
En cuanto a "Melancolía", de Trier, me gustó a ratos, pero creo que desaprovecha tramas para darle cancha al mensaje catastrofista y a la foto "impresionante". No parecía una de sus pelis.
Un abrazo, Sam.
¿Melancolía en el recuerdo de la memoria? ¡ no ¡.
ResponderEliminarAñoranza de esas historias, con corcel o sin él, que dibujábamos en el blanco papel de plata sobre el cielo estrellado de Castilla.
En esos años, infantiles de recreos sin puertas al campo, en blanco y negro, la luna rielaba en mi mar castellano, barbecho de tierra entreabierta, constelaciones bien dibujadas en el celeste techado, donde una callada voz empujaba mil historias dentro de mí. Personajes que nadie conocía, autores desconocidos, ausentes en esos años que, años más tarde reconocí y, ellos, desconocieron siempre mis historias.
Sólo él, Lucero, el perro faldero que me acompañaba allá en mi mar, seguía mis historias con mirada tierna de querer comprender el sonido de mi boca, esa voz que inundaba mis historias.
Los adultos se empeñan siempre en quitar los sueños a los niños. Creo que es un error, ya habrá edad para sentar los pies en la tierra. No veo la necesidad de arrebatar la creatividad y la alegría de un niño. Ya quiera ser indio, jardinero en marte o gondolero en los mares de la luna.
ResponderEliminarUn saludo.
Vaya, no se me actualizó esta entrada tuya!
ResponderEliminarMe encanta esa niña sobre la cuerda...tan frágil y al mismo tiempo tan valiente...
No podemos dejar que os arebaten los sueños..¿ qué hariamos sin ellos?
El suelo nos da salud mental...
Besos