Me intrigaba la expresión de fastidio de estos pequeños monstruitos alojados a los pies del Ángel Caído en el Parque del Retiro de Madrid, pero hasta hoy nunca me paré a investigar.
Resulta que el tipejo del medio disfruta disparando sus chorritos supletorios a diestra y siniestra en la cara de sus compañeros, y éstos están hasta las cejas de aguantar al abusón.
La mala baba asciende hasta el hermoso diablo que, desde su pedestal a 666 metros justos sobre el nivel del mar, los amenaza con mandarlos al infierno.
Pero los bichejos le replican que el infierno es su colega de en medio.
El Ángel caído con un dolor de cabeza de mil demonios llama a gritos a Spiderman, que desde hace unos días ronda por el parque. Y es que eso de arreglar conflictos es más de héroes que de diablos.
Spiderman se acaba de hacer la manicura y ni Dios va a conseguir que se le estropee una uña por un chorrito más o menos.
Me despido de los bichejos prometiéndoles que pondré una queja al departamento de fuentes.
Suena mi móvil.
Recordatorio de cita con la psicóloga.. Quiere tratar mi tendencia desmesurada a la prosopopeya, que en mi caso consiste en dotar de lenguaje, cualidades y pensamientos humanos a los objetos inanimados.
Recordatorio de cita con la psicóloga.. Quiere tratar mi tendencia desmesurada a la prosopopeya, que en mi caso consiste en dotar de lenguaje, cualidades y pensamientos humanos a los objetos inanimados.
Justo entonces me topo con un pequeño tractor de ojos vivaces que me dice socarrón que, si ese de las mallas es Spiderman, él es el coche de Batman.
Nos ponemos a charlar..
- ¿Habla conmigo? - me dice el conductor del tractor
-No señor, hablo con su Batmobile
El hombre empieza a cabecear tocándose la sien y dándole vueltas a su dedo índice.
Sé lo que piensa, señor, pero no estoy tan loca como parezco, sólo soy…como se lo diría… ¿peculiar?