
Al Sol se le ocurrió viajar al Planeta Azul en plan aventurero. Miró un listado de posibles hospedajes, y decidió habitar a una gata negra con la que recorrería la Tierra sin ser visto.
Solicitó a la Luna que lo sustituyera en su ausencia, pero la Luna, voluble como es, se cansó a mitad del encargo.
Cuando el Sol se percató del desastre, abandonó raudo a la gata anfitriona. Y en su huida dejó en la piel de la gata negra las huellas de sus rayos luminosos.
Dice la leyenda, que todas las gatas carey descienden de la gata que tuvo por huésped al Sol. Y son hembras. Aunque cada una es única, como una huella dactilar.
Mi idea era adoptar a una gatita de pocos meses, pero todo salió de otra manera, y llegó Pluma, sin buscarla.
Pluma, que acababa de tener 4 gatitos, y alimentado a cuatro más abandonados. Una madraza de dos años, más o menos.
Pluma, que acababa de tener 4 gatitos, y alimentado a cuatro más abandonados. Una madraza de dos años, más o menos.
A las gatas adultas carey no las adoptan con facilidad, me dijeron en la Protectora. Imagino que la capa carey “desordenada”, no les parece tan atractiva como otros pelajes a algunas personas.
Pero Pluma, como podéis ver, es más que guapa. Aunque me decidí sin saber qué pinta tenía.
Pluma tiene los ojos verde pistacho, es sociable y cariñosa, aunque inquieta, y cuando quiere liberar energía se transforma en una gata alocada, que corre despavorida, se sube a las estanterías y brinca como la niña del exorcista.
En Japón los pescadores llevaban una gata carey en sus barcos como protección y amuleto de buena travesía y abundante pesca.
Espero que Pluma sea feliz con nosotros, después de haber sido abandonada en una caja de cartón cuando estaba a punto de parir.
Pluma retratada por mi nieta |
Y si encima, nos trae buena suerte. tampoco nos vamos a quejar.
Quizá la deje pulular por El Almacén, en recuerdo de aquel gato laminado del principio de este blog, que se largó a New York en Navidad y se llevó también a mi niño amarillo, el muy ingrato.

-Corta ya, Tesa. ¡Que nos estás aburriendo!
Lo que más me gusta de los gatos es que aparentan estar domesticados y son unos redomados salvaje impertinentes.

Mi agradecimiento a la Protectora que cuidó de Pluma hasta que llegó a nosotros y ha estado pendiente de todo el proceso de adaptación y disponible para cualquier duda. No compres, adopta.