Tocata y fuga de un corazón abandonado

 
El corazón de esta historia es de un ser que tiene las emociones arrumbadas entre miedos y expectativas de loterías y milagros. Un quejica con la experiencia vital de una ameba.
Un domingo, aprovechando que el recipiente se encuentra desparramado en el sofá con el dedo pegado al mando de la tele, el corazón se abre paso a través del ombligo.
Ya fuera, tapona el túnel de fuga con un garbanzo seco que ha encontrado debajo del cojín. Seguro que el muermo ni se dará cuenta del cambio.
Corre por el pasillo de puntillas. Abre el balcón, se asoma… ¡Qué vértigo!, piensa un poco mareado.
Esnifa albahaca y cebollino para animarse, y sin más pensamientos ni filosofías se lanza al abismo.


 
El corazón se recompone del rebote entre ayees, uffs y uhmnms…
Ya en el asfalto, esquiva una colilla encendida y está a punto de perecer aplastado por unos percherones que pasaban por allí.

El corazón avanza pegado a la pared, decidido. Porque una vez oyó decir a alguien “que el paraíso está a la vuelta de la esquina”
Al corazón se le acelera el ritmo cuando al doblar la calle avista a estos dos seres.
No sabe si será el Paraíso, pero necesita reponer fuerzas y empezar de algún modo a buscar a alguien que lo utilice a tope.  

Pega su anuncio en la pared y con suavidad baja hasta el pecho del durmiente. Allí, acunado por los suspiros felices del perro, se queda dormido.

-      Paraíso, emociones…¿dónde estáis?- murmura en sueños el corazón

El perro, en duermevela, se ríe por lo bajini, porque él sí sabe dónde está el Paraíso. Justo en ese momento, en el perímetro del abrazo que lo envuelve.

¿Las emociones? ¡Anda que no hay dónde elegir! – piensa el perro- Pero no se quiere desvelar del todo confeccionando una lista…, que mientras se perdería el disfrute de esta siesta confortable y amorosa.

  Y yo, después de conocer esta historia, me pregunto: ¿se sentirá abandonado mi corazón? ¿Peligra el nudo de mi ombligo? ¿El otoño agudiza mi chaladura?

Seguro que cuando tenga las respuestas, alguien me cambiará las preguntas. ¡Qué vida ésta!