La niña que cambió sus zapatos de charol por unas zapatillas de abuelo

Suela contra suela, los zapatos permitidos de la cesta son todos más pequeños que mis preciosos zapatos de charol

La monjita, ocurrente y entusiasta durante todo el cambio de vestuario, ahora parece contrariada:

-Uf, niña, que pies tan grandes tienes- Son para caminar mejor- me dan ganas de responder, cual lobo de Caperucita.
La monjita cavila inmóvil, con sus gafas de lupa en las que me veo reflejada parece un insecto dispuesto para el ataque. De pronto se da una palmadita en la frente, como si jugara a voltear cromos, y desaparece.

Regresa con unas zapatillas de abuelo. Ante su regocijo por el acierto con la talla, no soy capaz de decirle que son horrorosas. Ella suspira resignada cuando, mi pie largo pero estrecho, naufraga en la barca de paño a cuadritos grises y marrones.

- Por probar nada se pierde-murmura rebuscando en los cajones de la ropería que ella gobierna
Mientras la monja cose una goma a mis nuevas zapatillas para que no las pierda, miro por la ventana,  la higuera del patio me observa boquiabierta, parece tan asustada como yo.
He llegado al Internado vestida a lo Shirley Temple y unas horas después llevo el pelo cortado a trasquilones, un vestido feo, calcetines de chico y unas zapatillas de abuelo. 

No quiero llorar, así que imagino que hay unos zapatos especiales para cada momento de la vida.
¿Dónde está Tesa?
Y me despido de mis zapatos de charol sin nostalgias. Tengo siete años y medio y por primera vez me me siento mayor y reflexiva en exceso, como si esas zapatillas de viejo me anclaran al suelo y en ese mundo reducido siento que todo es intenso y extraño. 
Me siguen gustando los zapatos bonitos, y es en lo único en lo que me permito gastar por encima de mis posibilidades.  

En mi vida no estan permitidas las zapatillas de andar por casa pero..., si veo unas de abuelo, sonrío y siento un extraño impulso de calzame unos zapatos de charol, trepar a los tejados y bailar de puntillas por el alero como una titiritera temeraria. 

30 comentarios:

  1. Queridos amigos y bloguers, esta historia sucedió hace mucho años, pero la recuerdo con todo detalle, quizá porque, como cuento, aquellas zapatillas de abuelo le pusieron los pies en el suelo por primera vez a la niña soñadora y ensimismada que era yo.

    Y también porque eran mis primeras zapatillas y ya sabemos que "las primeras veces" son inolvidables.

    Miro hacia atrás con ternura y humor. No hay culpables ni drama, porque hace tiempo que sé que la infelicidad tiene que ver más con cómo manejamos lo que nos ocurre, que con lo que nos ocurre.

    Ya me contáis.

    Gracias por pasar por este Almacén. Os voy visitando.

    Mimaos.

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  2. Los zapatos altos locos me encantan
    Hasta hace un par de años los usaba
    Hoy ando baja con sandalias casi descalza ....
    Me gusta mirarlos me encanta tocarlos
    pero lo que prefiero es
    andar descalza
    un abrazo enorme

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  3. ·.
    Pues sí, ahí estás, reflejada en las gafas de la monjita. Y está con esa roja T que de identifica.
    Todo tenemos alguna historia de nuestros siete años. La tuya resulta ya, con el paso de tiempo, una bonita historia sin la acritud
    que se mereció en su día. Ahora resulta que una zapatillas de abuelo son realmente cálidas y útiles.
    BPdMyN Tesa


    La Mirada Ausente · & · Cristal Rasgado
    ·

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  4. Oh Tesa!
    Qué entrada más enternecedora.
    Creo, como bien dice Ñoco, que es "con el paso de tiempo, una bonita historia sin la acritud que se mereció en su día."

    Ahhh las monjas! Aunque creo que las debe haber hoy un poco más "humanas"...
    ¡Me encantan las fotos antiguas! ¿A todas les estropeaban la cabeza? ( Y no lo digo solo por los mordiscones en el pelo)
    ¿Porqué hay una niña con trenzas y sin el uniforme?

    Preciosas ilustraciones que al verlas ya se comprende de que va el cuento.
    Un abrazo mi querida.
    Al fin y al cabo, las monjas también han forjado tu carácter soñador y con esa pizca de
    rebeldía.

    Beso y que tengas un bonito fin de semana

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  5. LU:
    Querida, Lu, la niña de las trenzas no estaba en el internado, era la hija del hortelano que cuidaba los huertos de las monjas y el día de la foto andaba por allí.

    Un abrazo.

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  6. Preciosa evocacion, amiga... Por cierto, pero si esas zapatillas son las mias, las que yo uso en casa, que cosa tan curiosa... ¿Como las has captado? Porque no digo que sean iguales a las mias, sino que son las mias...

    Ja,ja,ja...

    Un abrazo

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  7. Muy bueno. Los mereces cada dia los zapatos de charol y con tacones ademas !

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  8. Imposible leerte sin una sonrisa, Tesa :) En cuanto a las zapatillas de abuelo son feas, feas, feas, pero... cómodas y calentitas también. Lo importante es que nadie te vea con ellas puestas. En la foto de tu clase ¿quién es la rebelde que no va "uniformada"? Espero que no fuera castigada por ir "contra el orden establecido". Un beso.

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  9. Diego, era la hija del hortelano, y ella no estaba interna, sólo "pasaba por allí" el día de la foto.
    Un beso,

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  10. Menuda historia. Mentiría si te digo que no me ha estremecido. Ahora todavía me gusta más tu blog. Saludos.

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  11. Oh, Tesa.

    ¡El sentido del humor contra la fealdad del mundo!¡Y la belleza, y la bondad!

    Un fuerte abrazo,

    Sam

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  12. Que interesante todo.

    yo igual estuve en colegio de monjas, pero no era tan así de brumoso , más bien lustroso y debíamos colocarnos unas zapatillas tejidas a crochet...eran lindas si...y nos daban calor en las amplias y heladas salas de clases...
    Un bello recuerdo de la infancia, a pesar de todo.

    Me gustan los zapatos , pero nada de tacones , soy fatal en eso.

    estes muy bien!

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  13. Querida Tesa.. Después de la historia de los zapatitos de charol, y las zapatillas del abuelo, no me queda más que dedicarte una canción de la inolvidable Concha Piquer..
    https://youtu.be/NlhKhMUm7B0
    Te dire que a mi me encantan las piernas de las mujeres con tacón alto de aguja, cuanto más alto y más fino mejor, tensan todos los nervios de las piernas y de los muslos, es maravilloso, o no...
    Abrazos....

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  14. Llorenc:
    Gracias por la canción, madre mía, creo que no hay tema que no haya cantado la Piquer...

    Mira qué eres pillín, Llorenç, eso de fijarte en las piernas de las mujeres con tacones altos, claro que se tensan los músculos... hasta la cintura, y no veas como acabas de dolorida si los llevas todo el día.

    Me encantan los tacones pero ya no puedo llevarlos, y cuando era más joven me los ponía sólo en ocasiones "relajadas", pues el resto de mi vida iba corriendo todo el día...y necesitaba algo bonito pero más cómodo y estable.

    Un beso, guapo.

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  15. Una entrada muy hermosa, en los recuerdos infantiles siempre nos reencontramos.
    Ahora, dicen que por los zapatos se conoce a la persona. Yo, desde muy pequeña, le pedía a mis abuelos para mi cumpleaños unos zapatos rojos para combinar con mi vestido rojo. Cuando tenía dos años no me regalaron un vestido rojo, el vestido era verde, y me sentí algo triste hasta que me compraron unos zapatos de charol con rayitas blancas y verdes. Me gustan los zapatos divertidos, aunque tengo que usarlos siempre bajitos o botitas de pastorcita por mis problemas de pies, soy un tanto cascorva, como diría mi bisabuela, debido a que tengo un arco muy elevado.

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  16. Silvia Teresa:

    Querida Silvia, con la historia que cuentas de tus zapatos en la infancia, ya mandaba en tí la estética, el gusto por la belleza y también por la "diferencia"

    A mí también me encantan los zapatos llamativos, aunque con mi talla de pie es muchas veces una temeridad.

    Un abrazo,

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  17. S:
    Hola, Sam, gracias por ser tan amoroso y tierno siempre.

    La verdad es que vengo de serie con un filtro que siempre se activa ante la fealdad, a veces en modo humor y a veces poniéndole un poco de ironía "Flou"

    Un abrazo,

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  18. ¡Anda! Yo también estuve en un internado durante ¡¡8 años!! pero por suerte no era de monjas. Ni tengo excesivos malos recuerdos de ello, salvo por la falta de tiempo para soñar y el horario cronometrado para todo, todo, todito (de allí mi alergia posterior a los horarios :D)
    Y el uniforme era en varios tonos de azul y relativamente mono (te encontré en tu foto: la niña de la T (aparte de T de Tesa será de traviesa seguro, no puede ser de triste :)
    Lo de las zapatillas... lo solucioné hace un par de años con unas calentitas y... de niña: unos ratoncitos muy monos :DD
    Muy entrañable entrada...
    Besos, bonita.
    Ps me encanta la foto de la higuera cotilla :) Algún día te enseñaré mi colección de fotos de árboles con ojos y mensaje ;)

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  19. A mí me pasa lo contrario, me carga probarme zapatos, y por muy de abuelo que sean, igual me dañan los pies de primera. Los tacos no, por nada, parecería borracha tratando de caminar encima. Mejor taco ancho o plataforma.
    Besos Tesa

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  20. Querida amiga, nunca dejas de sorprendernos y de sacarnos una sonrisa, esta de hoy me ha parecido entrañable y divertida.
    Te ruego encarecidamente que siempre sigas así, y nunca pierdas ese sentido del humor, que te hace tan especial.
    Un abrazo.

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  21. Jolin Tesa, qué chispa tienes. Me encanta el detalle de la foto grupal jajaja
    Oye por cierto, depende quien lleve y cómo se lleven esas zapatillas pueden resultar de lo más sexy, tambien de lo digo.
    Un beso :)

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  22. Me ha encantado esa entrañable historia querida Tesa. A mi también me gustan los zapatos bonitos y se me ocurren mil historias acerca de ellos.
    Tienes esa maravillosa sensibilidad a la hora de contar, que me conmueve.
    Es como el primer encuentro con la cruda realidad de la vida, pero que tú lo has rescatado con la belleza de la poesía y lo has hecho mágico.
    Gracias querida amiga.

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  23. Tu humor al contarnos un trocito de tu vida dice mucho de tu buen corazón Tesa. No hay nada mejor que las las suaves y calentitas zapatillas del abuelo para descansar de los inmensos tacones.

    Besos de Espíritu sin Nombre.

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  24. Poder mirar con perspectiva y sobre todo con humor episodios de la infancia (que marcaron, de lo contrario no se recordarían), es un gran acto de reconciliación con la vida y dice mucho de la persona que lo relata...

    t'estimo Tesa

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  25. Gracias por aferrarte también al sentido del humor, que falta nos hace. Que bien lo cuentas Tesa y esa foto del grupo es toda una reliquia.
    Te diré que para mí los tacones, como que no, solo en ocasiones y deseándo quitármelos, mejor las zapatillas del abuelo.
    Si no te importa me quedo por aquí.
    Besos.

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  26. Encontré a Tesa poniendo color a su pelo, ya que aún no puede calzarse unos stilettos. ¿Sabes que me desconsuelan esos zapatos? Como soy alta y siempre lo he sido más que mis amigas y mis novios, pues nunca me atreví a calzarme unos ¡Y no veas con que cara de desconsuelo los miro! Una de esas frustraciones que arrastramos jijiji
    Me encanta leerte, y el post del retiro es precioso, tienes un ojo, condenada!
    Abrazos, besos y ternura para mi Tesa, siempre rebosante de vida.

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  27. Que entrada mas buena Tesa, la he disfrutado muchisimo y recorde que al tener un jardin grande en casa, yo pasaba con los pies embarrados y unas sandalias feisimas, solo añoraba tener zapatos de charol, un abrazo cariñoso!

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  28. Hola, Sam, como tú mismo dices, aunqne no te leas...

    "Rara vez sucede lo peor, y rara vez sucede lo mejor. Y aunque rara vez se hace lo mejor, siempre se hace lo mejor que se puede"

    Creo que tú podrías hacerlo "mucho mejor" en lo que se refiere a la cración literario, controlar esa impulsividad de escribir-borrar-recuperar...Porque tienes talento, Sam, pero te falta oficio y algo de método.

    Podrías intentar escribir en un cuaderno, primero a lápiz para no perder la posibilidad de golpe de rectificar y poco a poco con tinta... Frases cortas, pensamientos que no repitas...

    Puedes hacerlo si quieres, Sam, o no...

    Quiza en el fondo sólo pretendas expresarte sin más y dejar volar tus pensamientos y tus sentimientos a través de las palabras para que tu vida fluya.

    Sea como sea, te leo con mucho placer.

    Un abrazo, y sí, me encanta Jules Renard




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  29. Tesalinda.

    Que preciosa historia-vivencia, maravillosamente narrada, que marcó ese diminuto episodio de frustación en ese tiempo mágico y excepcional de la infancia. Me imagino tu carita de enfado...

    Yo que soy mucho mas mayor que tu, aún salgo siempre con tacones. No puedo verme de planos, aún en casa, uso plataformas. Y los zapatos, siempre, como en ti, han sido mi única debilidad.

    Me ha encantado leerte. Creo que serías una excelente creadora de cuentos infantiles. No has probado?

    Un abrazo muy grande y especial

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  30. Anónimo22.5.18

    Si... Siempre es según nos manejemos nosotras con la situación.
    ¡Y que difícil es a veces manejarse verdad!

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